Monasterio de Monte Laturce (La Rioja). Arco de una ventana de la iglesia.

 

 

 

 

 

 

BIBLID [0213-2052 (1998) 16,247-266]

 

 

RESUMEN: El autor del trabajo analiza la vida y la obra de San Millán de la Cogolla a través del estudio del fenómeno hagiográfico concreto, que personaliza en su autor, Braulio de Zaragoza, representante distinguido y respetado del grupo de los poderosos. La "Vita" muestra la oposición entre la vida contemplativa, el paraíso, y la vida activa, la terrenalidad, suscitando en los lectores comportamientos cristianos ejemplares, pero además ensalzando la vida monástica como un fenómeno rural, no urbano, y semillero a la vez de muchos de los prelados de la Hispania visigoda.

 

ABSTRACT: The author of this work analyzes the life and work of St. Millán de la Cogolla by means of a study of the specific hagiographic work personalized in its aut­hor, Braulio of Saragossa, a distinguished and respected representative of powerful.This "Vita" shows the opposition between the contemplative life, paradise, and the active life, earthliness, thus rousing exemplary Christian behavior in the readers, but also extolling monastic life as a rural rather than urban phenomenon, as well as a breeding ground for many of the prelates of Visigothic Hispania.

 

 

 

La hagiografía es un género literario que tiene sus propias normas, y sólo si las tenemos en consideración estaremos capacitados para comprender el contenido de sus textos. No tiene como finalidad la búsqueda de la verdad; la vida del santo es un relato ejemplar y edificante que se propone como modelo a seguir1. Por ello mismo en la hagiografía hay una mezcla de elementos reales e irreales2 así como un raccourcissement temporal pues concentra el hagiógrafo su atención sólo en los momentos que estima significativos3, y por ello mismo pasa de unos a otros con una familiaridad y con una maestría que puede resultar chocante, al menos sorprendente.

En la hagiografía son varios los protagonistas. El más importante es Dios. El es el actor principal, el actor por excelencia. Nunca falta. El es el que dirige toda la actividad que se nos ofrece escrita ya. Tiene un partenaire en la misma esfera desde la que desarrolla su actividad, el demonio, dotado también de poder y de conocimiento, aunque a lo largo del relato quede claro que el poder y conocimiento que posee es, en el mejor de los casos, pasajero y temporal. Junto a ellos, y desarrollando su actividad en una esfera tópica, en un ámbito suficientemente bien definido espacial y temporalmente que el hagiógrafo describe con cierto detalle al objeto de dar verosimilitud a la narración, hallamos al santo, o a la santa4, que se caracteriza esencialmente como una persona carente de poder y de conocimiento, elegida por Dios como instrumento de su actividad, a la que otorgará su poder y conocimiento, fuerzas mediante las cuales desarrollará los designios de Dios. En él, y en el ámbito terreno, librarán una batalla desigual Dios y el demonio. Finalmente será el demonio el vencido, con lo que se demostrará que su poder y su conocimiento era sólo aparente.

El santo tendrá también en el espacio terreno un partenaire, normalmente encarnado por un personaje poderoso, perteneciente al estrato superior de la sociedad (rey, príncipe, noble), de quien se servirá el demonio para incitarle a desoír los designios que Dios le tiene reservados. Este personaje estará también, normalmente, bien definido en la esfera terrestre para enfatizar más si cabe la verosimilitud que la hagiografía pretende. La descripción de los personajes terrenales (el santo y su antagonista) son los que imprimen, digo, credibilidad histórica al relato; por ello en la hagiografía hallamos siempre indicadores de carácter cronológico y topográfico del tipo "Vivía en la ciudad tal Fulano casado con Mengana, y tuvieron un hijo llamado Zutano" 5.

La hagiografía es atemporal. En ella el biografiado, aunque pueda parecer chocante, cuenta poco. Lo verdaderamente importante es la persona. El individuo es una dramatis persona, no tiene rostro, es una máscara. Se le aplican siempre los mismos elementos, ascetismo, pobreza, castidad, humildad, etc. Estos elementos son intercambiables de un individuo a otro. Plus que le nom propre, importe le modele qui resulte de ce "bricolage"; plus que l'unité biographique, le découpage d'une fonction et du type qui la représente" 6.

Por su naturaleza, la hagiografía es parenética. Es un discurso didáctico en el que se nos habla de virtudes ejemplificadas en un santo varón, o en una santa mujer, que tiene sus más brillantes textos en los Apophthegmata de los Padres del desierto 7.

Al menos en la sociedad merovingia la hagiografía está al servicio de los señores de la tierra, ellos mismos los beneficiarios directos del patronazgo de los santos cuyas

Vidas son objeto de escritura 8. En una sociedad que desde los días de Clodoveo (485111) hasta Carlos Martel (718/19-741) está en continua pugna por unificar el territorio de Francia, dividido de hecho en varios subreinos (Austrasia, Neustria y Borgoña) y otros tantos territorios (Aquitania, Turingia, Frisia, Provenza, etc.)9, arma política importante blandida por los obispos y los principales señores, entre ellos el rey, para defender sus pretensiones territoriales, o para defender privilegios y territorios, era precisamente el santo varón, patrono de la ciudad en cuestión, personaje temido y respetado, a quien se debía reverentia10.

La hagiografía tiene su Sitz im Leben,y de éste me interesa destacar a la persona que escribe la Vida del santo. Indefectiblemente se trata de una persona letrada, no podía ser de otra forma, perteneciente al sector eclesiástico de la sociedad y muchos de ellos en la cúspide del cursus honorum, ocupando un obispado, aunque en ocasiones el autor es laico, aunque letrado. Es el caso del rey Sisebuto, autor de la Vida de san Desiderio obispo de Vienne. Conocer al autor de la hagiografía resulta importante porque introduce en el relato su propio modelo cultural.

A Braulio, biógrafo de san Millán de la Cogolla, empezamos a conocerle cuando era arcediano de la Iglesia de Zaragoza gracias a la correspondencia que intercambia con Isidoro de Sevilla. En esas primeras cartas apreciamos la corriente de simpatía que les unía y la amistad que se profesaban. En prueba de amistad Isidoro le enviará un anillo y un palio o manto. En el correr de los años, esa amistad debió ser tan firme que incluso Braulio se permite reprochar al prelado hispalense que no le hubiera enviado el libro sobre los Orígenes que le venía solicitando desde siete años atrás, al tiempo que le rogaba que intercediese ante el rey para que nombrase como sucesor del metropolita tarraconense, Eusebio, fallecido, a un hombre idóneo en ciencia, santidad y modelo de vida: doctrina et sanctitas ceteris sit vitae forma11, carta a la que contestará Isidoro diciéndole que los designios del rey no concordaban con los deseos de Braulio12.

Nacido en el seno de una familia noble, su padre, de nombre Gregorio13, acaso haya sido obispo de Osmal4.Tuvo varios hermanos: Juan, obispo de Zaragoza a quien sucedió en la sede episcopal, Fronimiano, presbítero y abad, Basila y Pomponia, abadesa ésta última mientras la anterior fue casada15. Su pontificado se sitúa entre los años 631 y 651 16. Asistió a los concilios de Toledo IV (a. 633),V (a. 636) y VI (a. 638).Ya en el primero de ellos manifestó su brillantez intelectual y su elocuencia, y del destacado papel que desempeñó en los dos primeros dejaron constancia los continuadores de la historia isidoriana17. Su fama bien pronto fue reconocida. Elogia su brillantez Ildefonso de Toledo18, la historia pseudoisidoriana19, Isidoro el obispo pacense (Beja), Rodrigo, metropolita de Toledo, siendo Prudencio de Sandoval, obispo que fue de Tuy y de Pamplona, además de cronista real, el primer editor de la Vita S.Aemiliani 20.

Muerto Isidoro de Sevilla (a. 636), será Braulio quien deje su impronta en los sínodos de la Iglesia visigoda, y según Nicolás Antonio los cánones del VI concilio toledano llevan la marca y el estilo del obispo cesaraugustano. Fue un hombre culto y letrado y, como los de su tiempo, contaba con una nutrida biblioteca que la ampliaba con los códices que le regalaban o con los que copiaba de los que le prestaban. Era este un quehacer intelectual normal, usual, al igual que en períodos anteriores. De Isidoro de Sevilla recibió una obra de san Agustín, un cuaternio con la regula monachorum isidoriana, el libro sobre los Orígenes y el libro de las Etimologías 21. Al presbítero y abad Emiliano 22 le pide le envíe el Apocalipsis comentado del obispo pacense Apringio 23.

Que lo busque si es menester en la biblioteca regia y en la del comes Lorenzo24; inequívoca señal, me parece, de que el rey contaba con una magnífica biblioteca, y otro tanto podemos decir de este noble 25. Recesvinto le enviará un códice para que lo limpie de incorrecciones, cosa que hará y además lo dividirá en títulos26. Al presbítero y abad Tajón 27, presumiblemente su sucesor en la sede episcopal cesaraugustana, pide le envíe escritos del papa Gregorio Magno, desconocidos, dice Braulio, en Hispania y que se ha traído de Roma28.A su hermano Fronimiano le envía un códice con comentarios del Apóstol con glosas marginales de diversos comentaristas29. El abad Fructuoso30 le pide, para incrementar la biblioteca del monasterio, parte de las Colaciones de Casiano (parte de ellas estaban ya en la biblioteca del cenobio), las vidas de san Honorato y de san Germán y la de san Emiliano que Braulio había ya escrito. Algo de ello le envía, mas no todo pues, dice el prelado cesaraugustano, le faltan libros de su biblioteca en la que reina un cierto descontrol 31.

Su afán intelectual era parejo al papel de educador y pastor de almas, faceta que también refleja el Epistolario. A juzgar por las cartas que nos han llegado debió llenar muchas horas diarias con este menester. El presbítero Yactato 32 se dirige a Braulio solicitando su parecer sobre determinados aspectos doctrinales y escriturarios, de los que no nos informa la correspondencia 33, a los que responde indicándole que saciara su deseo de conocimiento con la lectura de san Agustín, san Jerónimo y san Hilario, entre otros santos. El arcediano Floridio34 se dirige también a él solicitándole determinadas explicaciones. Quiere saber y conocer, y Braulio es para el arcediano fuente de sabiduría 35. El códice con comentarios glosados del Apóstol que envía a su hermano, el presbítero y abad Fronimano, es respuesta a preguntas de carácter litúrgico que formula. El obispo Eutropio36 le realiza consultas de carácter litúrgico 37.

Eugenio 38, el que fuera arcediano de Braulio y es ya por decisión de Chindasvinto metropolita de la Iglesia de Toledo 39, solicita una respuesta a distintas cuestiones de carácter eclesial y dogmático que le perturban y con las que se ha hallado una vez entronizado en la sede toledana, a las que Braulio responderá con prontitud 40. Igual hará con Tajón, presbítero y abad, quien a la muerte de Braulio sucederá en la sede cesaraugustana 41, y con Fructuoso, quien formulará una consulta de carácter escriturario y a la que también responderá con celeridad al tiempo que encomia la labor eremítica y monacal que está llevando a cabo 42.

Este ramillete de citas es síntoma, así nos lo parece, del aprecio de que gozaba Braulio, estimado por la realeza y por sus hermanos en religión, sobre todo los de su entorno geográfico43, quienes consideran al prelado hombre culto y versado en el conocimiento divino, y quizá por ello en condiciones para dar respuesta a la falta de conocimiento, dudas e inquietudes que manifiestan. Pero además, y por último, el epistolario deja entrever a un hombre condoliente con el dolor de los demás; en el buen entendimiento que los demás pertenecen a su propio segmento social. Entiende y participa de las desdichas y perturbaciones, a las que el epistolario no nos deja acceder con la precisión que quisiéramos, por las que atraviesa Yactato 44 a quien, como complemento epistolar, regala con vino, aceite, aceitunas y damascos; al presbítero y abad, hermano suyo, Fronimiano, a quien insta a que, a pesar de las dificultades por las que atraviesa la comunidad que dirige, continúe al frente del cenobio y no caiga en la tentación de nombrar superior a quien los monjes no aceptaríann45. Reconforta y consuela a su hermana Basila 46 por la pérdida de su esposo 47; reconforta y consuela a Apicela 48 por la muerte de su marido, adjuntando a la carta de consolación un códice con las historias de Tobías y Judit, excelente medicina para tan amargos momentos 49. Consuela a los hermanos Hoyón y Eutrocia por la muerte de Huñán 50, hijo y esposo respectivamente. Tal fue la fuerza del dolor de los deudos que Braulio se vio en la necesidad de dirigirles otra carta de consolación en la que también les instaba a que cesaran en los lloros y en el llanto, atentatorios a los designios de Dios 51. Los mismos sentimientos de condolencia expresa a Ataúlfo por la muerte de su suegra Meló 52, a los hermanos Gudesvinda y Givario 53 por la muerte de su madre 54, a Wistremiro 55 por la pérdida de su esposa 56, a Nebridio por la muerte de la suya 57. Cartas todas ellas que se nos antojan exponente de la cura animarum que de un prelado se esperaba, si bien una cura dirigida al segmento social del que procede, lo cual no prejuzga la ausencia del mismo sentimiento y actitud hacia otros sectores sociales. Simplemente, carecemos de información sobre este extremo.

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La vida de san Millán de la Cogolla (474-574) escrita por san Braulio, obispo de Zaragoza, que se carteaba con los más poderosos señores de la monarquía visigoda 58, se enmarca en las líneas directrices hagiográficas que acabo de reseñar. El hagiógrafo conoce las normas o preceptos del género y se atiene invariablemente a ellos con el resultado de una narración "increíble" en términos históricos, históricamente fabulosa, que poco aporta, en consecuencia, al conocimiento histórico de los días en que san Millán vivió. Lo que no quiere decir que en el texto que nos ha llegado no haya elementos históricos que nos permitan emplearlos para una mejor comprensión de la sociedad visigoda del siglo sexto. En la Vita el eje tópico y temporal viene señalado por diversas referencias que aluden a otros tantos puntos geográficos59 y a acontecimientos (Excidium Cantabriae, VM 33, col. 712 ) y personajes claramente individualizables, lo que la confiere una altísima credibilidad. La narración, escrita a ruegos de su hermano mayor Juan 60 y de su otro hermano, Fronimiano, a quien dirige la Vita con una carta que la acompaña 61, está basada fundamentalmente en testigos oculares: El abad Citonatus, quien sucedió a san Millán como superior del monasterio a la muerte de éste (ca. 574), los presbíteros Sofronio y Geroncio, así como la monial Potamia 62. A su hermano Fronimiano, a la sazón presbítero y abad del monasterio y que tendría conocimiento de la vida del santo por la transmisión oral de noticias de quienes de los monjes le hubieran conocido, solicita Braulio que lea la obrita al objeto de enmendarla y corregirla 63, para más adelante señalar que, ya que viven todavía Citonato y Geroncio, revisen éstos la Vita, la discutan y si no hallan errores la den por buena64. Al fin y a la postre fueron ellos, además de Sofronio y Potamia, quienes le narraron lo que vieron65. A sensu contrario, la credibilidad viene confirmada cuando el hagiógrafo expone datos o circunstancias a los que, aunque le hayan sido contados, no otorga certidumbre. Son aquellos pasajes que introduce mediante el sintagma ut conjicio.

La Vita la entiende como una anotación de sus virtudes: notatione ejus virtutum 66, habiéndola escrito plano apertoque sermone, ut talibus decet habere (...) ut possit in missae ejus celebritate quantocius legi 67. Pero de hecho es una narración de mirabilia que vienen precedidos por una escueta Vita, mas que ofrece interesantes datos sobre el poder de los obispos en el momento actual, así como el papel del santo en aquella sociedad.

El género hagiográfico suele principiar anunciando la santidad de su personaje ya desde el útero materno, para lo que no faltan al hagiógrafo precedentes bíblicos de los que suele echar mano. Tanto en el Antiguo como sobre todo en el Nuevo Testamento no faltan ejemplos para sustentar la argumentación, siendo paradigmático el caso de Jesús de Nazaret68. No ocurre así en la vida de san Millán de la Cogolla. Suele ser usual también ensalzar la nobleza del biografiado, pero Millán carecía de padres pertenecientes a tal segmento social 69. Nada nos dice de sus padres, de las cualidades cristianas que presuntamente hubieron de adornarles. San Braulio omite todo esto precisamente porque la ascendencia de Millán no era preclara o ilustre contra lo que habría de esperarse 70; lo cual no produce ningún embarazo al hagiógrafo pues el tema lo ventila diciendo que, según los rétores, si no es de origen noble con mayor razón hay que encomiarlo pues Emiliano ornó la oscuridad de su linaje con la hermosura de sus costumbres 71. En consecuencia, a conversionis ejus principio nos quoque dicendi (...) sumamus exordium, qualis exstitit a vigésimo aetatis suae anno, dice Braulio 72.Y así es como comienza su vida, cuando el santo cuenta veinte años.

Concuerda la Vita con el resto de la hagiografía occidental en que el santo carece de poder y conocimiento hasta el momento en que Dios se fije en él y le toque con su gracia. Temporalmente esto comenzó a ocurrir cuando tenía veinte años y se encontraba apacentando un rebaño de ovejas. El biógrafo recurre a una imagen de resonancias clásicas y bíblicas para situarnos en el paraje adecuado en el que actuó Dios en Millán: le sobrevino un sopor, al que no fue ajeno la divinidad 73, en un paisaje idílico 74 en el que se introdujo con un instrumento musical no menos bucólico 75. El motivo del paraje placentero, del frescor, y del instrumento musical tiene una larga tradición en la poesía grecolatina, de manera especial a partir de Teócrito, verdadero creador de la poesía pastoril, la cual creará y recreará parajes arcádicos, inefables escenarios en los que todo es posible: la relación con los dioses, las diosas, el mundo de las ninfas, los raptos amorosos; en fin, un entusiasmo que podemos apreciar en el pasaje de la Vita recién señalado 76.

La situación está creada para que Dios actúe en Millán, para que se produzca la conversatio. A partir de este instante contamos ya con un hombre divino dotado de medios para ser instrumento de Dios, pues aquella cítara que hasta entonces había servido para combatir la indolencia durante la guarda del rebaño se trocó en litterarum instrumenta, medios de instrucción y conocimiento. Poseído de Dios, abandonó los quehaceres de este mundo y encaminó los pasos en su búsqueda 77, hallándolo en una eremita de nombre Félix de quien tenía conocimiento que habitaba en el lugar de Bilibio, próximo a Nájera, a quien se ofreció como discípulo y se entregó incondicionalmente a su servicio 78. De este modo se estableció una relación asimétrica entre ambos, de maestro a discípulo, generándose en consecuencia unos vínculos de dependencia y subordinación que hacían de Millán un verdadero servidor del maestro79, al igual que acaecerá entre él, ya como maestro, y sus discípulos 80. La actitud del santo es la del anonadamiento ante el eremita, al que distingue porque tiene conocimiento. Por ello precisamente se dirigió a él, para su adquisición, o lo que es lo mismo, para encontrar a través de él el camino del cielo a donde encaminar a partir de ahora sus pasos. Millán carece de conocimiento, mientras que Félix sí lo tiene. Acertadamente dice el prelado cesaraugustano, biógrafo de Millán, que nadie, a no ser que sea rectamente instruido por magistri, puede encaminar sus pasos a una vida bienaventurada. Son los magistri los rectores de la sociedad, quienes conducen, guían, aconsejan y enseñan81. Félix era uno de ellos. Se hallan por derecho, por designio divino, en una situación de superioridad y consagran el principio de que unos pocos, los elegidos de Dios, están capacitados para ordenar rectamente la vida de la grey cristiana.

En compañía del santo varón eremita, y mientras está a su servicio, Millán será instruido en los caminos de la vida, copiosamente enriquecido con las riquezas del conocimiento, con los tesoros de la salvación 82. Un dato más, pues, nos revela Braulio, que el conocimiento es salvación, y es eso lo que Millán buscaba y Félix, mero intermediario divino, pudo proporcionarle. Una vez imbuido de conocimiento, está ya en condiciones de hallar la salvación. Sólo entonces abandonará al santo varón e irá en su búsqueda, viviendo eremíticamente como Félix, en Berceo. Es entonces también cuando empieza a tener carisma,y prueba de ello es la multitud de hombres que afluyen a su solitaria soledad para entrar en contacto con el varón santo, lo que le impide, a su entender, consagrarse enteramente a Dios, por lo cual, alejándose del lugar, buscará refugio en lo más recóndito de los montes Distercios, donde permanecerá durante cuarenta años 83.

Es ahora el momento en que entra en acción el Maligno, ahora que Dios le ha comunicado poder porque le ha otorgado conocimiento. Millán hubo de habérselas con el primero de los bribones 84 mientras se entregaba a la contemplación divina. Una entrega vivida en medio de los rigores del frío, la inclemente lluvia, el azote de los vientos. Este no es el paraje arcádico que Braulio insinúa al principio de la Vita, en el momento de la conversatio, sino su antítesis, lugar y situación humanamente insoportable, indeseable, desagradable, gustosamente aceptada sin embargo, lo que le valió que la fama de su santidad se extendiera por doquier y llegara a oídos del obispo de Tarazona, Dídimo, quien quiere ordenarle in sacris. Puede hacerlo, pues Millán radicaba en su diócesis85.

Millán se muestra renuente (las resonancias clásicas de la recusatio imperii son harto evidentes) ante los deseos de su obispo pues consideraba que el cambio de condición, de eremita a presbítero, suponía salir del cielo para ir a parar a la tierra, salir de la tranquilidad a punto de conseguir para entregarse a penosos menesteres, salir de la vida contemplativa para adentrarse en la vida activa. De una lado, la vida eremítica caracterizada por la quietud, la vida contemplativa, el estar-ya-aquí-en-el-paraíso, de otro, la vida clerical caracterizada por los officia laboriosa, la vida activa, la terrenalidad en suma, que no es precisamente el necotium del modelo hagiográfico en el eremo86. Sin embargo, debe conjugar la doble vida, la activa y la contemplativa: continuatae preces, hebdomadarum inedia, jugis vigilia, etc.87. Finalmente accedió a los deseos de su prelado, ejerciendo el ministerio pastoral en la iglesia de Berceo 88.

La actitud del obispo (siempre según el texto que nos ha llegado) es cabalmente inteligible si tenemos en cuenta que:

Al margen del control eclesiástico, Emiliano es capaz de controlar y movilizar a una multitud que se congrega en torno suyo, que, ignorante, quiere saber de quien tiene conocimiento para enseñar: doctrinae gratia copiosus, dice el biógrafo 89.

Dídimo quiere, volens, insertarlo en el cursus eclesiástico. De esta manera el obispo, como miembro eminente de la Iglesia, podrá controlar la santidad de Millán, su conocimiento. Hay una pretensión de reconducir las facultades y virtudes del santo varón a una comunidad cristiana establecida, institucionalizada y formal y jurídicamente dependiente del obispo: la iglesia parroquial que finalmente le asigna.

De su actividad como presbítero nada nos dice, o silencia muchas cosas, recurriendo al procedimiento retórico multa praeteream90 cuando nada tiene que decir o prefiere estar callado. Tan sólo destaca el denodado esfuerzo del santo por arrojar al Mamón del templo de Dios 91 mediante la entrega a los necesitados de los bienes de la iglesia. Disponer libremente de los bienes eclesiásticos, aun cuando fuera para causas tan nobles como el alivio de los desasistidos, era cosa muy grave, y estaba penado por la legislación conciliar 92. Suponía menoscabar la riqueza de la Iglesia de la que directamente se nutría el estamento eclesiástico, aunque muy desigualmente, pues entre los clérigos los había que también podían tener la condición de pobres. De ahí que los clérigos eleven una queja ante el obispo por lo que consideraban lesivo para los intereses de la iglesia93, pues, a su entender, Millán estaba dilapidando los bienes eclesiásticos 94. El obispo entra en cólera (suponemos, siempre según el texto que nos ha llegado, que el obispo no debía de estar muy al corriente del quehacer del sacerdote) y se manifiesta envidioso de las virtudes del santo 95. Resultado de la ira y de la invidia del obispo fue la destitución de Millán, y el presbítero-monje se retiró a la vida eremítica de la que había salido, y en la que transcurrió el resto de su vida, pasando a relatar el hagiógrafo, en un estilo sencillo, ignobili prosequamur stilo, algunos de los mirabilia que Millán obró una vez reiniciada la vida eremítica 96.

Son catorce los milagros que, obrados por Millán, Braulio nos transmite en la Vita, y todos ellos, como era de esperar, de claras resonancias neotestamentarias. Directamente le reta el Maligno 97 y el santo le convierte en agua. Y si esto parece increíble..., dice Braulio, pero no le parecen increíbles los restantes. Se las tiene que ver el santo con el demonio a quien expulsó de casa del senador Honorio; casa que tenía endemoniada98. Curó de su dolencia al monje Armentario 99, sanó a Bárbara, de Amaya, aquejada de parálisis 100, y a otra mujer, imposibilitada para andar, procedente de aquel mismo entorno cántabro 101. Devolvió la vista a una esclava del senador Sicorio 102, sanó a seis personas que estaban poseídas por el demonio. A un diácono103, a Sibila, esclavo de un tal Tuentius, él solo poseído por cinco energúmenos 104, al esclavo del conde Eugenio105, al matrimonio Nepociano y Proseria 106, y a Columba, hija del curial Máximo107. Los ladrones, Sempronio y Toribio, que le robaron el caballo que tenía, resultaron ciegos, tras lo cual devolvieron el animal al santo, que lo vendió y el importe de la venta lo entregó a los pobres, pero no les curó la ceguera (hay que pensar que, además de impetrar el perdón por el robo cometido, los cuatreros implorarían la curación. Pero ésto no lo dice Braulio, por más que de la lectura de lo acontecido se desprende)108. Hace crecer un leño para la construcción, que luego resultó milagroso para los enfermos109. Reparte comida, sin tenerla previamente, a quienes se le acercaban 110.

Unas breves observaciones sobre estos maravillosos hechos tal cual fueron narrados por Braulio. Millán no obra milagros 111. Simplemente es instrumento del poder de Dios. Millán se limita a suplicar, a orar, con el resultado de la manifestación de la potencia divina a través suyo en las personas sujetos de los hechos milagrosos las cuales darán gracias a Dios por haberse manifestado en ellas la potencia divina. El poder de Millán residía sobre todo en la palabra. Fue un hombre de fe pues creía en la eficacia de la oración. Ésta está presente en todos los relatos de curación, además de en aquéllos en los que interviene como exorcista. En otras ocasiones, a las preces se añade el contacto personarla curación del monje, la curación de la que se hallaba impedida para caminar, a la que besa, osculata est, cuando ella se contentaba con besar el báculo del santo, y la curación de la ciega, a la que tocó además de intervenir con la oración.

En el caso de la abundancia de comida para alimentar a quienes se llegaban hasta él, cuando el santo carecía de ella, interviene inesperadamente la casa de Honorio, de cuya hacienda llegaron inopinadamente y en el momento adecuado carruajes repletos de viandas 112.

A los energúmenos les ordena que salgan del cuerpo del que han tomado posesión, y estos le obedecen. En un caso, se trata del siervo del conde Eugenio, Braulio se limita a decir que fue curado por el incomparable poder del santo: incomparabilt virtute 113. La exorcización de la domus Honorii senatoris es más ritual. Tabla de marfil románica de la urna que contuvo los restos de San Millán. Comienza por un ayuno de tres días en el que participan los presbíteros que habitaban la hacienda (y hemos de pensar que el ayuno iría acompañado de preces). Al tercer día exorcizó sal, la mezcló con agua, more ecclesiastico,y aspergió la casa, haciéndola de este modo habitable nuevamente. Millán nos es presentado como un consumado exorcista a quien no se le resisten los daemones o spiritus invisibiles, immundi, impuri, que con estas denominaciones son denominados en la Vita.Tan sólo en dos ocasiones se habla de energumeni, y en ambas de modo genérico, sin localización tópica 114, pero los relatos a ellos referidos en la Vita tiene un sabor a algo ya sabido y nos remiten a la producción hagiográfica de Sulpicio Severo, sobre todo a Dial. 3, 6. Si a ello añadimos la familiaridad con la Biblia de la Vita (toda ella repleta de resonancias bíblicas, no podía ser de otra forma), el resultado es una fuerte contaminación de la vida de san Millán hasta el punto que la crítica del texto resulta muy delicada, pues a ciencia cierta no sabemos si es un calco literario de precedentes hagiográficos, entre los cuales muy particularmente la Vita Martini, o si la Vita de Braulio responde a hechos reales aunque embellecidos 115.

Además de estos hechos maravillosos, Braulio anota unos cuantos sucedidos tras la muerte de Millán en los que la intervención del santo le parece indudable y que los conoce porque algunos testimonios le han llegado de ellos 116. Ciegos que recobraron la vista al visitar su tumba, enfermos que sanaron 117, Eufrasia, del lugar Banonicus, ciega y coja, recobró la vista y pudo caminar tras visitar su tumba118. Una jovencita, a punto de morir, es llevada por sus acongojados padres a la memoria del santo, y al cabo de tres horas encuentran viva a la que daban ya por muerta 119. Misteriosamente, quiero decir milagrosamente, faltaba aceite para las lámparas, ad concinanda luminaria, en la festividad del mártir san Julián, y cuando los clérigos se acercaron a la iglesia para el canto de vísperas hallaron los hachones repletísimos de aceite. Esto ocurría el año anterior al que Braulio escribiera la vida del santo120.

Sólo resta anotar dos profecías. Supo con un año de antelación cuándo iba a morir 121 y predijo las operaciones militares de Leovigildio en Cantabria122.

¿Y su muerte? De lo más normal. Nada milagroso en su entorno y en el momento supremo de la vida. Murió rodeado de sus compañeros monjes123.

Millán creía en la operatividad de sus gestos, en la de la oración, y, según el texto de la Vita, esta condición es percibida por quienes se aproximan a él para recobrar la salud perdida. Podríamos decir, como A. Rousselle dice a propósito de san Martín 124, que la fe de quienes solicitaban el poder de Millán para que les sanase pasaba por la fe en el hombre tocado por la gracia de Dios. Millán era persona reputada con poder por los hechos milagrosos que obraba, y por eso se dirigían a él, siendo los principales beneficiarios de sus obras los pertenecientes a segmentos sociales que disfrutaban de algún poder secular. A fuer de precisos, salvo el matrimonio formado por Nepociano y Proseria, los poderosos se dirigían a Millán para que intercediera, para que sanara a miembros de sus respectivas familias serviles. También obra curaciones en miembros del clero y en ciudadanos ordinarios, pero los relevantes, por su poder y número de intervenciones del santo, son aquéllos. Desdichadamente poco de cierto podemos decir de lo que entonces, en vida de Millán y Braulio, significaba el título de senator o el de curialis 125, pero el senator Honorio fue capaz en determinada ocasión de dar de comer a una multitud congregada en torno a Millán carente de comida, y en su hacienda tenía presbíteros a su servicio.

Millán es un hombre que sabe, que posee conocimiento y lo despliega y hace llegar a la comunidad cristiana; un conocimiento procedente de Dios126 y que en las profecías sobre su muerte y sobre el excidium Cantabriae (al igual que en los hechos milagrosos) halla su máxima expresión. Millán sabe y su saber, además, es verificable.

Millán es un monje, además de asceta, eremita, presbítero, sanador y exorcista. En los últimos años de su vida fundó un monasterio o cenobio; quizá dúplice, acaso mixto. Así se infiere de dos pasajes de la Vita. En uno de ellos127 Braulio, su hagiógrafo, generaliza sobre las luchas y disputas que el santo,ya octogenario, sostenía con los energúmenos y cómo éstos, al no poder reprochar nada al siervo de Cristo, trataban de criminalizar su cohabitación con unas vírgenes de Cristo: cur cum virginibus cohabitaret. El otro pasaje es el del escueto relato de su muerte128 en el cual Braulio deja dicho que al aproximarse el supremo momento de la vida estuvo acompañado del presbítero Áselo cum quo habebat collegium,y que, una vez fallecido, un grupo de religiosos amorosamente depositó el cuerpo en su oratorio: corpus ejus deportatum cum multo religiosorum obsequio, depositumque est, ubi et manet, in suo oratorio. No llegamos a entender cómo el docto Linaje Conde en su espléndido «Monasticon Hispanum»129 niega la existencia del cenobio. El cenobio hubo de estar en Suso hasta la traslación de la comunidad con las reliquias aYuso en 1053130,y para aquella comunidad fue compuesta la liturgia de san Millán a la que aludíamos en páginas anteriores. La no existencia de pruebas materiales o documentales fechacientes en tiempos inmediatamente posteriores a la muerte del santo no es argumento decisivo. No resulta pertinente la afirmación de que sólo cuando fue recuperada la región a raiz de conquista de Nájera por Sancho Abarca en el 923 el grupo de células dispersas fue sometido al control de una de ellas por decisión real, con lo que se certificaría en ese momento el acta de nacimiento del monasterio131. Por la carta introductoria que acompaña a la Vita sabemos de la existencia en los días inmediatamente posteriores a la muerte de Millán de un abad, Citonatus, quien es, por otra parte, uno de cuantos suministra al prelado cesaraugustano datos sobre la vida del santo con quien convivió durante algún tiempo pues es testigo ocular. ¿De qué monasterio habría de ser abad sino de aquél incipiente fundado por el santo y a quien quizá sucediera como superior? Un hermano de Braulio, el destinatario de la carta introductoria aneja a la Vita, Fronimiano, es abad y es uno de quienes solicitan a Braulio que escriba la Vida del santo. ¿De qué monasterio sería superior sino del fundado por Millán y presumiblemente sucesor de Citonatus? En todo caso posterior a él.

Llegados a este punto surge la pregunta, cui prodest Vita Aemilian?. La Vita tiene todos los ingredientes que permiten considerarla como una obra de valor edificante. Toda ella es un catálogo de virtudes para suscitar en los lectores y oyentes comportamientos cristianos ejemplares.

La Vita es, además, un canto a la vida ascética y retirada de la ciudad. No hay en toda ella un solo marcador que nos remita a la vida urbana, a la ciudad. Es una progresiva ascensión desde el eremo, en el que nace Millán a la vida contemplativa, hasta el cenobio en el que acaba su vida. El eremitismo era una realidad en la Hispania visigoda, documentado por la propia Vita, por las Vitas Patrum Emeritensium 132, por Fructuoso, por las extravagancias de Valerio del Bierzo 133. El eremitismo escapaba al control episcopal por su propia naturaleza, pues era un fenómeno rural, no urbano, y ya en la primera mitad del siglo VII debió hallarse ampliamente extendido en Hispania y ejercido también por un considerable número de giróvagos, indoctos e indóciles, hasta el punto que el VII concilio de Toledo (a. 646) reaccionó con firmeza ante este fenómeno condenándolo en su canon 5 y ordenando a los obispos y superiores de monasterios les redujesen a la vida monástica. Una vida monástica que los obispos quieren controlar 134, como Dídimo quiso controlar el eremitismo de Millán ordenándole de presbítero y asignándole una parroquia.

La Vita ensalza la vida monástica en la medida que enaltece a Millán, dechado de virtudes bíblicas, poseedor de conocimiento divino, tocado por Dios con el don carismático de las curaciones y profecías, que finaliza su vida terrenal en una incipiente vida monástica. La Vita pretende afianzar y encomiar el monacato. Recordemos que fue Juan, obispo y predecesor de Braulio en la sede cesaraugustana, quien solicitó de éste escribiera la Vita. Recordemos que Juan, previo al episcopado, fue monje y abad

de un monasterio135. Recordemos que su otro hermano, Fronimiamo, a quien dedica la Vita, fue abad y muy presumiblemente del monasterio fundado por Millán. Habría que recordar también el opúsculo de Ildefonso de Toledo de viris illustribus. Los catorce ilustres varones de Dios de quienes nos ofrece breve semblanza acusan los siguientes rasgos:

De los catorce, trece fueron obispos: siete de Toledo, dos de Zaragoza, uno de Hispalis, uno de Gerunda, uno de Palentia. El primero de ellos es el papa Gregorio Magno.

De los doce obispos hispanos, seis fueron previamente monjes.

El único que no fue obispo, Donato, fue sin embargo monje.

Es un opúsculo ad maiorem Toletanae Ecclesiae gloriam, pero es también un canto a la vida cenobítica, semillero de muchos de los prelados de la Hispania visigoda.

Mas no sólo es un canto y enaltecimiento de la vida monástica y de los monasterios en general. La Vita de Braulio tiene una finalidad más precisa: la preservación, el mantenimiento y la consolidación del incipiente monasterio fundado por Millán en los últimos años de su vida. Recordemos la situación de deterioro en que se halló el cenobio durante el abadengo de Fronimiano136, propiciada por un grupo de monjes que enturbió la paz y el sosiego monacal al haber pretendido el abad renunciar al cargo e imponer como superior que le sucediese a un monje malquisto por sus compañeros.

La utilización de Millán como hacedor de milagros suscita y pretende la promoción y los intereses del monasterio; propósito tanto más creíble dada la reputación ascética del santo y los poderes sobrenaturales de que el omnipotente dios hagiográfico le había dotado. El monasterio podía reclamar para sí tales poderes porque en su oratorio se hallaban depositados los restos del santo, ayudando los milagros a fijar la atención en el cenobio y proporcionando las bases de su culto que se vio consolidado por la liturgia compuesta ad hoc. De esta forma Millán fue fuente de prestigio y de intereses para el monasterio por él fundado 137.

 

Nota del editor web: textos e imágenes en ficheros pps sobre la vida del santo emilianense

VIDA DE SAN MILLÁN

San Braulio

San Braulio escribe en el siglo VII la "Vita sancti AEmiliani" a instancia de su hermano el obispo Juan, y conforme a la fiel noticia adquirida por la declaración de los testigos Citonato, abad venerable, Sofronio y Geroncio, presbíteros, y de Potamia, mujer religiosa de santa memoria.

VIDA DE SAN MILLÁN

Gonzalo de Berceo

 

Los marfiles del arca donde se veneraron los restos de San Millán, nos ofrecen un retablo pormenorizado de la vida del santo emilianense escrita por S. Braulio en el siglo VII, interpretada por el monje Munio en el siglo XI y reescrita en alenjadrinos por Gonzalo de Berceo en el siglo XIII.

 

 

NOTAS

* Trabajo realizado con fondos de la DGICyT.

1. J.DUBOIS,s.u. Hagiographie',DHGE 23,1990,48.P.BROWN, "The Saint as Exemplar in Late Antiquity",Representations 1/2,1983,1-25.Non uidi.

2. J. DUBOIS y J.-L. LEMAITRE, Sources et méthodes de l'hagiographie médievale, éd. du Cerf, París 1993, 2 s.;A. ZEGGAF, "L'écriture hagiographique dans l'Islam maghrébien92/2,1991,83-92. Básicamente cuanto dice de la hagiografía islámica es aplicable a la hagiografía cristiana. En realidad, el género literario no conoce fronteras religiosas. Véase, si no, el trabajo de M.-Th. Urvoy "Aspects de la hagiographie musulmane",BLE 96,1995,97 ss.,en el que nos ofrece la vida de un santo, o mejor, de un próximo a Dios (wali),un magrebí instalado en Tanta, en el Delta del Nilo, de nombre Ahmad al-Badawi (1119-1276). En esa Vita son perfectamente reconocibles todos los rasgos que componen la hagiografía cristiana y a los que aludimos más adelante, si bien es cierto que tiene algunos propios de la cultura islámica, según indica la autora del trabajo.

3- R- BOYER,"An attempt to define the typology of medieval hagiography", en H. BEKKER-NIELSEN et alii (eds.),Hagiography and Medieval Literature.A Symposium, Odense Univ. Press 1981,29. JC. MARTÍN ha aplicado estos criterios de atemporalidad y atopicidad a la Vita vel Passio Sancti Desiderii, episcopus Viennensis, del rey Sisebuto (BHL, 2148; M.C. Díaz y Díaz, Index Scriptorum... Hispanorum, Acta Salmanticensia 13,1-2, Salamanca 1958,24, núm. 86) en un trabajo publicado en Habis 29,1998.

4. Sin embargo la mujer está tratada con matices diferentes de los del varón; E. GIANNARELLI, "Women and miracles in Christian biography (IVth-Vth centuries)",SP 25,1993,376 ss.

5. M.C. DEALMEIDA,"Le discours hagiographique",Sémiotique et Bible 58,1990,18 ss.Un buen análisis del discurso hagiográfico hallará el lector en M.Van Uytfanghe,"L'hagiographie: un «genre» chrétien ou antique tardif?",AB 111,1993, especialmente 144-149,165 ss.

6. M. DE CERTAU, L'Ecriture de l'Histoire, éd. Gallimard, París 1975,281.

7. Gran parte de ellos están recogidos en la PG, vol. 65, de los que existe una buena traducción latina de Pelagio y Juan recogida en la PL, vol. 75. Sobre la transmisión de algunos de los elementos que componen estas Vidas a Occidente (vía Posidio, Paulino de Milán y Sulpicio Severo) véase PH. ROUSSEAU, "The spiritual authority of the «Monk-Bishop». Eastern Elements in some Western Hagiography of the Fourth and Fifth Centuries"JThS, n.s., 22,1971,380 ss.

8. Siguen siendo útiles los trabajos de P BROWN, "The Rise and Function of the Holy Men in Late Antiquity",JRS 61,1971, 80 ss.; id., The Cult of the Saints. Its Rise and Function in Latin Christianity, Chicago 1981, a pesar de las severas reseñas de J. FONTAINE, "Le cult des saints et ses implications socio-logiques. Réflexions sur un récent essai de Peter Brown', A6 100,1982,17-41 y de Ch. Pietri," Les origines du cult des martyrs (d'aprés un ouvrage récent), Riv.Arch. Crist 60,1984,293-310. Véase también, R. VAN DAM, Leadership and Community in Late Antique Gaul, Berkeley 1985, esp. 256-276; F. Graus, Volk, Herrscher und Heiliger im Reich der Merowinger, Praha 1965, esp. 438-450, sobre cuyo contenido véanse las matizaciones de B. DE GAIFFIER, "Mentalité de l'hagiographie médiévale", AB 86, 1986, 391-399; id., "Hagiographie et historiographie", Settimane... XVII/1, 1970, 142 s.; últimamente P. FOURECRE Y R.A. GERBERDING, Late Merovingian France. History and Hagiography, 640-720 (Manchester Medieval Sources), Manchester and New York 1996, 16-38; R FOURECRE, "Merovingian History and Merovingian Hagiography ",Past and Present 127,1990,5-8.L.PLETRI,La ville de Tours du IV-VIsiécle:naissance d'une cité chrétienne (Coll.École Française de Rome,69),Roma 1983.La RHEF,y en su núm.62 de 1976,está íntegramente dedicada a la hagiografía gala del período en sus interacciones y sinergias con el poder secular.

9. Una buena introducción es la de PJ. GEARY, Befare France and Germany. The Creation and Transformation of the Merovingian World, Oxford 1988.

10. Un buen ejemplo de ello lo hallamos en W. E. KLINGSHIRN, "Cesarius'Monastery for Women in Arles and the composition and function of the Vita Caesarii'", Rev. Bén. 100,1990,441-481. De carácter general, Les fonctions des saints dans le monde occidentale (III-XIII siécles),

11.Ep. V, 117-118 p. 74. Cito por L. RIESCO, Epistolario de San Braulio. Introducción crítica y traducción (Anales de la Universidad Hispalense), Sevilla 1975. La fecha de la carta es ca. 632. Sobre Eusebio, L. A. GARCÍA MORENO, Prosopografía del reino de Toledo (Acta Salmanticencia. Filosofía y Letras, 77), Salamanca 1974, núm 565, p. 199.

12. Ep.Vl.

13  Eugenio de Toledo, Carm .21.

14. Si es el mismo Gregorio que suscribe la Constitutio Carthaginensium sacerdotum, que formaba parte del sínodo convocado por Gundemaro en el 610, y que por azares de la transmisión textual aparece aneja a los cánones del concilio XII de Toledo.

15. Sobre Fronimiano, G. KAMPERS, Personengeschichtliche Studien zum westgotenreich in Spanien (Spanische Forschungen der Görresgesellschaft,2,17),Münster 1979,núm.l67,p. 50-51.Sobre Basila, id., o.c, núm ll,p. 9. Sobre Pomponia,id., o.c, núm. 248,p. 71.Y también sobre todos ellos, L.A. GARCÍA MORENO, o.c, núm. 590 y 591, p. 206-207.

16. Vide L.A. GARCÍA MORENO, o.c, núm. 591, p. 207.

17. Cont. Hisp. 20 y 22 (MGH,AA 11, Chronica Minora 2, p. 340). Los verbos que utiliza son claruit y excellit.

18. De vir.Ill, 12.

19. Chron. Min. II, p. 387.

20. Primera Parte de las fundaciones de los monasterios del glorioso Padre San Benito... y de los santos varones..., luis SÁNCHEZ, Madrid 1601. Estas noticias están tomadas de NICOLÁS ANTONIO, Bibliotheca Hispana vetus, I, Antonio de Rubeis, Roma 1696, p. 374, recogidas por el P. Riesco (ES, XXX), y que incorpora el P. Migne en la PL 80,639 ss.

21. Epp.l-VII.

22. Sobre Emiliano,G. KAMPERS,o.c,núm 131,p.4l-42.

23. Ha de tratarse del tractatus in Apocalypsim (PLS 4,1222-48).

24. Epp. XXV y XXVI.

25. Sobre el comes Laurentius, L.A.GARCÍA MORENO, o.c, núm. 90, p. 59.

26. Quizá se trate del Líber Ludicum; así al menos se expresa L.A. García Moreno, apoyado en CH. LYNCH, San Braulio, obispo de Zaragoza, su vida y sus obras (traducido por P. Galindo), Madrid 1950, 159 ss., que no he visto. Epp. XXXVIII-XLI.

27. Sobre Tajón, L.A. GARCÍA MORENO, o.c, núm 592, p. 207-208; G. KAMPERS, o.c, núm. 212, p. 60.

28. Ep. XLII. Quizá sea también el destinatario de una áspera y agria carta enviada años antes, ep. XI. En la misma ep. XLII (Riesco, p. 162,152-153) dice que su hermano, el presbítero y abad Fronimiano (no puede ser otro) ha solicitado esos mismos escritos.

29. Ep.XIV.

30. Sobre Fructuoso,L.A.GARCÍAMORENO,ac.,núm.383,p.151-153;G.KAMPERS,o.c.,núm.168,p.51-52.

31. Ep. XLIII y XLIV. Ese descontrol viene corroborado en la VAE, 1 col. 701 :Nunc autem...cum quemdam codicem... vellem inspicere... ac revolveretur strues librorum, notitia illa diu prodita (se está refiriendo a las anotaciones tomadas para escribir la Vida de Emiliano y que se hallaban traspapeladas), súbito inventa est, non quaesita. Para la Vita Emiliani (VAAE) utilizo la PL 80, cols.699-714.

32. Sobre Yactato, G. KAMPERS, o.c, núm. 282, p. 78-79.

33. Ep.IX.

34. Sobre Floridio, G. KAMPERS, o.c., núm. 309, p. 84.

35. Ep.Xll.

36. Sobre Eutropio, L.A. GARCÍA MORENO, o.c, núm. 646, p. 220.

37. Ep.XXll.

38. Sobre Eugenio II,L.A. GARCÍA MORENO,o.c.,núm.248,p. 117-118;G.KAMPERS,o.c,núm.226,p.66.

39  Ep. XXXII; HM. De vir. III. 13.

40. Epp.,XXXVyXXXVl.

41. Ep.XUl.

42. Epp..XLIII y XLlV.

43- Ello se infiere de la residencia de los destinatarios y remitentes del epistolario, cuyo control puede seguirse a través de las fichas prosopográficas de L.A. GARCÍA MORENO y G. KAMPERS en las obras mencionadas de ambos.

44. Ep.X.

45. Ep.Xlll.

46. Sobre Basila, G. KAMPERS, o.c, núm. 11, p. 9

47. Ep. XV; Eugenio de Toledo, Carm XXII.

48. Sobre Apicela, G. KAMPERS, o.c, núm. 6, p. 7.

49. Ep.XVI.

50. Sobre los cuales, G. KAMPERS, o.c, núm. 23, p. 12-13.

51  Epp.XIX y XX.

52. Sobre ambos, L.A. GARCÍA MORENO, o.c, núm. 22, p. 35; G. Kampers, o.c, núm. 9, p. 8 y núm. 36, p. 16. Ep. XXVIII.

53. Sobre los cuales, L.A. GARCÍA MORENO, o.c, núm. 67, p. 51.

54. Ep.XXIX.

55. Sobre el cual, G. KAMPERS, o.c, núm. 58, p. 19-20.

56. Ep. XXX. Aun cuando en el texto aparezca formulado como tu uxorem, nos vero sororem..., no hay razón para pensar que fuera hermana de Braulio. Se trata de un recurso retórico que le permite aproximarse al doliente esposo.

57. Sobre el cual, G. KAMPERS, o.c, núm. 38, p. 16.Ep.,XXXIV

58. Cf. U. DOMÍNGUEZ DEL VAL, Estudios sobre literatura latina hispano-cristiana. Tomo I:1955-1971, Fundación Universitaria Española, Madrid 1986, 331-337. Sobre San Millán y su patria (el eje espacial o tópico de la hagiografía), B. DE GAIFFIER,"La controverse au sujet de la patrie de S. Émilien de la Cogolla",AB 51,1933,293-317.

59- A. YEPES, Chronicon genérale ordinis S. Benedicti patriarchae monachorum, Constantino Munich, Colonia 1650; B. DE GAIFFIER, o.c

60. Predecesor suyo en la sede de Zaragoza según consta por Ildefonso de Toledo, de Vir. illustr. 6. Lo cual es indicativo de que comenzó a acopiar material con anterioridad a su pontificado. Diversos menesteres pospusieron el proyecto biográfico al que su hermano le invitaba hasta el punto que cuando quiso retomarlo no encontró en su biblioteca las notas que había ido tomando en tiempos pasados y sólo casualmente las encontró, momento en que puso manos a la obra (véase nota 31). Era ya para entonces obispo de Zaragoza.

61. Además de sacerdote fue abad según consta en el epistolario de san Braulio, como ya hemos dicho.

62. VAE, 1 col 700, Praef. 7 col. 704. Sobre estos cuatro personajes véase G. KAMPERS, o.c. núm. 147, p. 46; núm. 239, p. 67; núm. 229, p. 64; núm. 249, p. 72 respectivamente. Potamia fue noble de nacimiento y Braulio anota que su cursus monial la ennobleció aún más (Praef. 7 col. 704), palabras que tienen claras resonancias jeronimianas, cf. HIER., Ep. CXXX, 6, refiriéndose a Demetríade. El tema lo ha tratado M. SERRATO, Ascetismo femenino en Roma, Universidad de Cádiz, Cádiz 1993,65 ss..

63. VAE 2 col. 701: sí in aliquo displicuerit, aut emendes aut reprobes.

64. VAE 2 col. 702: omnia quae in eo scripsi ante recognoscant, et eorum discussione ventilata, si nec nominum nec rerum me fefellit sententia, habeantur confirmata.

65. VAEpraef. 7 col. 704: nobisque ipsi viderunt fideli narratione narrarunt.

66. Epístola introductoria, 1,701. Virtutum ejus narratio, epístola introductoria, 2,702.

67. Epístola introductoria, 2,701. Cf.Praef.,5,702-703- En 13, col. 706,dice que relatará algunas de sus experiencias eremíticas en un estilo sencillo: ignobiliprosequamur stilo.

68. Véase M.VAN UYTFANGHE, Stylisation biblique et condition humaine dans la hagiographie mérovingienne (600-750), AWLSK, Brusell 1987, 61 ss.; id., Modeles bibliques dans l'hagiographie, Le MoyenAge (P. RICHÉ y G. LOBRICHON, dir.), 4,1984,449 ss.

69. Es un topos hagiográfico la nobleza de los orígenes sociales del santo biografiado, si bien abades y sobre todo eremitas procedían de rangos sociales mucho más modestos; cf. A. MONACI CASTAGNO,"Il vescovo, l'abate e l'eremita: tipología della santitá nel Liber Vitae Patrum di Gregorio diTours", Augusti-nianum 24,1984,243 y s., reenviando a E Graus y F. Prinz.

70. Claro testimonio de su condición de ignobili loco natus es la actividad que desempeñaba con anterioridad a su conversio. Era simplemente pastor: Futurus pastor hominum eratpastor ovium (VA 8 col. 703).A mayor abundamiento, más adelante en la Vita nos dice Braulio de Millán: is qui adusque octa-vum memoriae vix commendaverat psalmum...(VA 12 col. 706); evidente síntoma de su escasa instrucción, poco congrua con un ascendiente culto y noble.

71. VAE, praef. 7 col. 704: Cum, juxta eosdem, si ignobilibus ortus sit natalibus, magis efferendus est laudibus, quod sui ignobilitatem generis morum dignitate ornaverit.

72. PL 80,704^?rae/.Algunas vidas de santos comenzaban, como ésta, con la nativitas caelestis, con la conversión religiosa, cf.M.VAN UYTFANGHE, Stylisation biblique..., 65.

73- VAE 8 col. 703: divinitus in eum irruit sopor.

74. VAE 8 col. 703: minabatque oves ad interiora (ad virecta Vázquez de Parga) montium.

75. VAE 8 col. 703: et ut mos esse soletpastorum citharam vehebat secum.

76. Para estos extremos, véase E. CURTIUS, Literatura europea y Edad Media latina (Ia ed. alemana, 1948), FCE, Madrid 1981,1,263 ss.Virgilio sería el más creativo de los continuadores de los Idilios deTeócrito con sus nunca suficientemente encomiadas Bucólicas.

77. VAE 8 col. 703: Vertitque (Opifex mundorum cordium) citharae materiam in litterarum instrumenta (...) reliquensque rura tetendit ad eremi loca.

78. VAE 9 col. 704: Cui se non immerito praeberet discipulum (...). Pervenit ad eum cujus se famulatui cum subjicit... Sobre la ubicación del castellum Bilibium, A.Yepes, o.c. ad ann. 574, cap. 2 (versión latina de la edición castellana de 1609 apud Universidad de Ntra. Sra. La Real de Yrache); B. DE GAIFFIER, (nota 58), 296.

79. Cf. PH. ROUSSEAU (nota 7), 394.

80. VAE 17 col. 707.

81. VAE 9 col. 704: Hoc, credo, nos /acto instruens, neminem sine magistrorum institutione recte ad beatam vitam tendere posse.

82. VAE 10 col. 704: Optime vías vitae edoctus, ac disciplinae divitiis affatim thesaurisque salutis ditatus.

83. VAE 10-11 cols.704-705.

84. VAE 11 col. 705: Quas invisibiles, quasque pugnas visibiles, quas vario callidoque tentationes, quasque nebulonis antiquissimi ludificationes.

85. VAE 12 col. 705.Ejus quippe erat in dioecesi. El lugar de habitación, el eremo en el que moraba el santo se hallaba, por consiguiente, en término jurisdiccional de Dídimo. Si hubiera sido de otro modo el obispo no hubiera estado autorizado a realizar la consagración sacerdotal de Millán.Véase la ep.XVII de Braulio al obispo Wiligildo en la que le confiesa haber contravenido los cánones al consagrar como sub-diácono y diácono a un monje de su jurisdicción, rogándole le conserve en los grados eclesiásticos.

86. Ejemplos de vida activa nos ofrecen la Vita s. Martini, o la Vita S. Radegundis escrita por Baudovinia. Dos momentos bien distintos, por otro lado, de la Historia de las Galias. En verdad, de la historia de Francia ya con la reina Radegunda. Por otro lado, hay que tener en cuenta otro matiz. Martín es un obispo-monje, y la reina Radegunda es una monial (ni siquiera abadesa, aunque actúa con la fuerza y el vigor que desplegaría una abadesa). Cf. J. FONTAINE, "Hagiographie et politique, de Sulpice Sévére á Venance Fortunat", RHEF 62,1976,113 ss.

87. Tales son, precisamente, las virtudes que adornan la vida del eremita; véase A. MONACI CASTAGNO, o.c, 246 y s.

88. VAE 12 col. 705.

89. VAE 10 col. 704.

90. VAE 12 col. 706.

91- Honorato había expulsado de su casa al inicuo Mamón, V Honor. 11, antes de acceder al episcopado de Arles.

92. EJ. LOMAS,"Pauperum Alimenta.The Social Structure As seen by the Merovingian and Wisigothic Councils", Comunicación presentada al Congreso sobre Shifting Frontiers. II (Columbia, S.C., Marzo 1997), en prensa.

93. La misma acusación lanzan a San Martín sus hermanos, Sulp. Sev. Dial. 2,14,6.

94. VAE 13 col. 706: Ob hanc rem (...) astiterunt quidam e clericis suis coram praefato episcopo ad eum videlicet ob damna rei familiaris lacessendum.

95. VAE 13 col. 706:Jam dictus antistes facibus irae accenditur et invidia ob ejus virtutes terebratur.

96. VAE 13 col 706.

97. VAE 14 cols. 706-707.

98. VAE 24 cols. 708-709- Ésta, y el resto de las personas que se mencionan a continuación, sólo son conocidas por la Vita, y de ellas se hacen eco las obras ya citadas de L.A. García Moreno y G. Kempers.

99. VAE 15 col. 707.

100. VAE 16 col. 707. El mismo hecho acontece en Vita Martini 16,1, sólo que en ella, como ocurre con todos los relatos de la Vida Martiniana de Sulpicio Severo, el hecho está situado con complejidad y riqueza de detalles. La VM fue uno de los principales paradigmas hagiográficos de Occidente, y Braulio la conocía hasta el extremo de equiparar a Millán en cierta ocasión con san Martín, así como también con san Antonio, VAE 12 col. 706.

101. VAE 17 col. 707.

102. VAE 18 col. 707. Curación similar hallamos en VM 19,3, actuando el santo en el gran y potente aristócrata Paulino, antes de su conversión, aquejado de una oftalmia.

103 VAE 19 col. 707.

104. VAE 20 cols. 707-708.

105 VAE 21 col. 708.

106. VAE 22 col. 708.

107. VAE 23 col. 708.

108. VAE 31 cols. 711-712. En el encuentro con el bandido, el santo, dice A. GIARDINA, desempeña normalmente el papel de pacificador al normalizar la irregularidad y reconducir al culpable al arrepentimiento, "Banditi e santi:un aspetto del folklore tra tarda antichitá e Medioevo",Athenaeum 61,1983,381.

109- VAE 26 col. 709110. VAE 29 col. 710.

111. VAE praef. 4 col. 701: Christus qui agit mirabilia solus. 38 col. 7l4.Deus, Dominus Noster Jesús Christus, qui facit mirabilia solus.

112. VAE 29 col. 710.Et ecce súbito vehicula copiose onusta ab Honorio senatore directa januam intrant. Algunos de los hechos colacionados en estos párrafos se hallan recogidos en la Inlatio de la Misa en honor de san Millán. Véase M. FÉROTIN, Le Líber Mozarabicus Sacramentorum et les manuscrits mozárabes, CLV, Edizione Liturgiche, Roma 1995 (reimpr. de la ed. de 1912), col. 606. Dice Férotin que la Misa fue compuesta para el monasterio en que murió, col. 603.

113. Creo que es más pertinente traducir virtus por fuerza o poder que por virtud. Cf.V Martini, passim y del mismo autor, Dial.,passim.

114. VAE 25 y 30.

115. Cf. B. DE GAIFFIER, Hagiographie et Historiographie..., 154 ss. Esto es válido también para los relatos de curaciones. Un análisis sobre los energúmenos y los posesos se halla en A. ROUSSELLE, Croire et guérir. La foI en Gaule dans l'Antiquité tardive, Fayard, París 1990,134 ss. No me ha sido posible hallar el artículo de D. MENJOT,"Le diable dans la «Vita sancti Emiliani» de Braulio de Saragosse",Le diable au Moyen Age,Paris 1979,353-369.

116. VAE 34 cois 712-713:Quae aliorum testimonio nobis fuerunt enarrata et sub adnotatione testificata,

117 VAE 35 col. 713.

118. VAE 37 col. 713.

119. VAE 38 cols. 713-714.

120. VAE 36 col. 713.

121. VAE 32 col. 712.

122. VAE 33 col. 712. cf.Juan de Bíclaro, Chron. ann. 8 del emperador Justino, 6 de Leovigildo.

123. VAE 34 col. 712: Asellum presbyterum cum quo habebat collegium... corpus ejus deportatum cum multo religiosorum obsequio.

124. O.c, 121.

125. Véase sin embargo LA. GARCÍA MORENO, o.c, núm. 80 y 97, remitiendo a Stroheker y Sánchez Albornoz.

126. VAE 12 col. 706: Sapientiae etiam flores ita depratis decerpserat ineffabilis Divinitatis....De nuevo evocado el paraje arcádico.

127. VAE 30 col. 710-711.

128. VAE 34 col. 712.

129. Los orígenes del monacato benedictino en la Península Ibérica (Fuentes y Estudios de Historia leonesa, 9-11), León 1973, III, 29. El mismo autor en "El ideal monástico de San Millán según su biógrafo San Braulio de Zaragoza",SP 10/1,1970,374-378, afirma por el contrario que en su vejez vivió en un incipiente cenobio doble (¿o en uno ya femenino?), configurándose más jurídicamente después de su muerte (o desde los últimos años de su vida) hasta contar con un abad.

130. DHEE III,'Monasterios, San Millán de la Cogolla', 1653.

131. Así se expresa J.A. GARCÍA DE CORTÁZAR, El dominio del Monasterio de San Millán de la Cogolla, Salamanca 1968,24 ss.

132. Recordemos el eremitismo de Nancto a las puertas de Mérida durante el reinado de Leovigildo, VPE 3,8.

133  M.C. DÍAZ Y DÍAZ, "La vida eremítica en el reino visigodo", España Eremítica (Analecta Legerensia, 1), Pamplona 1970,49-62; A. LINAJE CONDE, Los orígenes del monacato..., 1,245 ss.

134. Para el control de monasterios y eremitas en Maine en los días del obispo Hadoindo, Ph. Le Maître,"Évêques et moines dans le Maine: IV-VIII siécle",.RHEF 62,1976,98-99.

135. lld., de vir.Ill. 6:Joannes inpontificatu Maximus secutus Ecclesiae Caesaraugustanae sedem ascendit. Primo Pater monachorum.

136. Ep.Xlll.

137. Cf. El estudio que, sobre la Vida de Cesáreo de Arles en relación al monasterio femenino que funda, realiza W.E. KLINGSHIRN,"Cesarius' Monastery..." (nota 10), 470.

 

 

 

Monasterio de Monte Laturce (La Rioja)

 
 

ANÁLISIS Y FUNCIONALIDAD DE LA VITA AEMILIANI (BHL 100)

 

 

Stud. hist., Hª antig. 16,1998, pp. 247-266

 

FCO. JAVIER LOMAS SALMONTE
Universidad de Cadiz