Detalle de la fábrica de madera de haya del coro de San Lorenzo de Vallejo, en la villa de Vallejo de Mena.

 

 

 

Fuera de los textos en cuaderna vía, nuestra vieja poesía cuenta sólo con dos poemas hagiográficos; los dos conservados en un mismo códice y los dos, en muchos aspectos, con problemas afines: la Vida de Santa María Egipciaca, [compuesta ¿en la Rioja? en los albores del siglo XIII,] y el Libro de la infancia y muerte de Jesús, [que solía llamarse, muy inexactamente, Libre dels tres Reys d'Orient, y debió escribirse entre 1228 y 1260, en castellano con algún tímido rasgo oriental].

La tradición dentro de la cual se inscribe el Libro es la de los Evangelios apócrifos. De acuerdo con ella, dos temas cardinales orientan la narración: infancia y muerte de Jesús. Para que el poema se hubiera quedado en un sencillo canto mariano ha faltado la presencia activa de la Virgen en la última parte de la obra. Pero, así y todo, está claro cuál ha sido el propósito del autor: orientar su obra hacia las zonas marginales de la existencia de Cristo: por eso se explica tan bien la unidad rigurosa y sin fisuras que presenta el texto. Por eso no cabe hablar de partes, porque el autor ha ido sin vacilar desde el comienzo hasta el fin prescindiendo de lo sabido canónicamente y seleccionando sólo lo que daba rigor a la línea que se ha trazado. María no ha acabado de desplazar a la figura de Cristo, pero Cristo tampoco se ha impuesto: cuando María ha dejado de ser motivo literario, los dos ladrones han ocupado su lugar, sin que Jesús llegara a ser nunca la figura principal. Tal es, a mi modo de ver, el propósito del autor y el alcance de su poema: escribir un texto de apología mariana, aunque no haya cuajado en la última parte del Libro. [ ... ] Hoy por hoy el Libro se presenta, [en la métrica, la lengua y] también en cuanto a su temática, con total independencia de las literaturas francesa y provenzal. Si la rebusca más allá de las fronteras ha sido estéril, no ocurre lo mismo al indagar en nuestra propia casa. [ ... ]

Un poema hagiográfico, por muy poco sabio que nos parezca, siempre tiene motivación --cerca o lejos- de carácter culto. Además, es muy difícil que el poeta popular, al rimar el tema religioso, no se contamine de las fórmulas, ideas o espíritu con que la Iglesia celebra ese mismo tema. Creo que el Libro facilita un excelente testimonio: poema «muy vulgar» y, sin embargo, con un caudal de sabiduría que no es exclusivamente popular. Si a esto añadimos los cultismos de su vocabulario, tendremos que reconocer que la clerecía anduvo del brazo con los juglares en más ocasiones de las que recuerda el gran arcipreste. [ ... ] Es indudable que el poeta del Libro tenía ante sus ojos los Loores de Nuestra Señora de Berceo. Basta cotejar los versos 39-44 con la estrofa 32:

A)  Libro: «ofreçio oro / porque era rey poderoso».

BERCEO: «ofreçieron oro porque era rey de real natura».

 

B)  Libro: «le dio ençienso / que assi era derecho».

BERCEO: «daban ençiensso que essi es derechura».

 

C)  Libro: «mirra por dulçora / por condir la mortal corona».

BERCEO: «mirra para condir la mortal carnadura».

Las coincidencias son abrumadotas; se han calcado hasta los giros sintácticos. [ ... ] Si establecer el nexo tiene un relativo valor para nuestra historia literaria, tiene mucho más saber que el mester de clerecía podía informar algunos aspectos de la poesía juglaresca. Para el conocimiento del Libro no deja de ser curioso -y acaso previsible- que la imitación recaiga precisamente sobre la exaltación mariana que son los Loores de Nuestra Señora. [ ... ]

La Vida de Santa María Egipciaca no es un modelo de perfecciones; sin embargo, encierra valores [como algún paréntesis descriptivo que añade a su fuente francesa o como el propósito de alcanzar una cierta regularidad métrica,] y, sobre todo, demuestra ya una indudable maestría -con tantos yerros como queramos- en el ejercicio nada fácil de ser traductor. [ ... ] Menéndez Pidal ha señalado un aspecto de la juglaría en nuestro poema (la llamada inicial al auditorio) y ha visto cómo este rasgo procede del original francés. El diálogo entre el poeta -o recitador- y el presunto público aparece en otras muchas ocasiones. Los 18 primeros versos del texto español son una paráfrasis, reiterada sin mucho acierto, de los 14 versos iniciales del poema francés; el traductor ha interpolado -justamente- los dos versos que encierran un cierto desdén contra las gestas: «Si escucharedes esta palabra / mas vos ualdra que huna fabla». Estamos, pues, ante un consciente mester de clérigos que estima -lo ha dicho Menéndez Pidal- su arte por el «provecho moral que procura a sus oyentes». Ahora bien, como en el caso de Berceo, el arte consciente del hagiógrafo se aproxima a su público para lograr eficacia con los ejemplos que expone. [Así, la Vida emplea recursos juglarescos como las llamadas de atención o las exposiciones directamente lanzadas a un auditor muy cercano, las referencias al espectáculo que era la recitación o alguna fórmula mostrativa: «Afevos ['heos'] María en el camino» ... ] En otras ocasiones repite los con· sabidos recursos de los poetas de clerecía; a saber: ampararse en el testimonio escrito («el ssu nombre es en escripto»; «como dize la escriptura») o deducir consecuencias morales («e nos mismos nos emendemos»; «todo omne que ouiere seny / responda diga amen, amen»). [ ... ] Sobre un arte de clerecía (narración hagiográfica, sapiencia culta de adaptador, conocimientos de traductor, etc., etc.) se han superpuesto esos otros elementos de raigambre popular y que sirven para acercar las narraciones de los clérigos a la mentalidad de sus oyentes.

 

Manuel Alvar, ed., Poemas hagiográficos de carácter juglaresco, Alcalá (Aula Magna: Textos, 11), Madrid, 1967 (pp. 9, 13-14, 18-20, 22, 44, 52-55), donde el autor resume o reproduce materiales de Libro de la infancia y muerte de Jesús (Libre deIs tres reys d'Orient), CSIC (Clásicos Hispánicos), Madrid, 1965, y Vida de Santa María Egipciaca, 2 tomos, CSIC (Clásicos Hispánicos), Madrid, 1970-1972.

 

 

Detalle de la fábrica de madera de haya del coro de San Lorenzo de Vallejo, en la villa de Vallejo de Mena

 

 
 

 

 

CLERECíA Y JUGLARíA

EN LA VIDA DE SANTA MARÍA EGIPCIACA

y EN EL LIBRO DE LA INFANCIA Y MUERTE DE JESÚS

 

 

MANUEL ALvAR

HISTORIA CRÍTICA DE LA LITERATURA ESPAÑOLA, FCO. RICO,
EDAD MEDIA, ALAN DEYERMOND, 1980 pp.158-161