Canecillo románico de la iglesia de la Asunción de Gopegui (Alava).

 

 

 

El texto.

              Oda “Al Céfiro”.

2.    Notas explicativas.

3.    El sentido del texto.

4.    Su relación con la Carta de Fílide a Demofonte, la segunda de las que componen las Heroidas de Ovidio.

 

 

1.      El texto.

Incluso los muy poco conocedores de la poesía escrita en español se saben de memoria la primera estrofa del poema en estrofas sáficas de Esteban Manuel de Villegas que copio a continuación.

 

Oda “Al Céfiro”.

 

Dulce vecino de la verde selva,
huésped eterno del abril florido,
vital aliento de la madre Venus,
céfiro blando,

 

Si de mis ansias de amor supiste,
tú que las quejas de mi voz llevaste,
oye, no temas, y a mi ninfa dile,
dile que muero.

 

Filis un tiempo mi dolor sabía,
Filis un tiempo mi dolor lloraba,
quísome un tiempo, mas ahora temo,
temo sus iras.

 

Así lo dioses con amor paterno,
así los cielos con amor benigno,
nieguen al tiempo que feliz volares
nieve a la tierra.

 

Jamás el peso de la nube parda,
cuando amenace la elevada cumbre,
toque tus hombros, ni su mal granizo
hiera tus alas.

 

Lo encontramos en “Las Latinas. Libro Cuarto de la Segunda Parte de Las Eróticas”. Su significado no ha sido detenidamente explicado, salvo en el sentido muy general de ser considerado un poema amoroso.

 

 

2.      Notas explicativas.

 

El texto necesita algunas notas explicativas.

     El Céfiro, en la mitología griega, es el viento de poniente, suave y apacible, característico de la primavera y del comienzo del verano.

En poesía, por extensión, designa cualquier viento suave, fresco y apacible.

     Ninfa. Es una diosa menor de la mitología clásica, que habitaba en las fuentes, los bosques, las montañas o los ríos. Las ninfas aparecen bajo la forma de jóvenes muchachas, como las náyades o las nereidas.

En Poesía, por extensión, es una mujer joven y de gran belleza.

     Filis.  Fílide, Es un personaje femenino de la mitología griega.

Según la versión más extendida de la leyenda, Demofonte, rey de Atenas, hijo de Teseo y Fedra —o Ariadna, según otras fuentes—, naufraga tras la caída de Troya en las costas de Tracia.

Allí Fílide, hija del monarca de Anfípolis, Sitón, se enamora del ateniense y, una vez casados, es abandonada por él, como hiciera, por cierto, Teseo con Ariadna.

Efectivamente, Demofonte, alegando ineludibles deberes familiares en Atenas, le comunica su deseo de regresar a su patria y se fija un plazo para su vuelta. En la despedida, Fílide le entrega un cofre consagrado a Rea, pidiéndole que lo abra sólo cuando él haya perdido la esperanza de regresar.

A partir de aquí, la historia presenta diferentes versiones:

En una versión, cumplido el plazo del regreso, al ver que su amado no retorna, Fílide, presa del dolor, se quita la vida ahorcándose en un árbol. En algunas versiones secundarias del mito, en el lugar en donde la entierran, crece un almendro, que florece cuando regresa Demofonte.

En otra versión de la historia, Demofonte, que en Chipre se ha olvidado totalmente de Fílide, abre el cofre y a la vista de lo que ve, enloquece. Monta en su caballo que huye desbocado y termina por arrojarlo al suelo. Al caer lo hace sobre su espada por la que atravesado, muere.

Ovidio, en la Carta de Fílide a Demofonte, la segunda de las que componen sus Heroidas, nos expone los reproches que Fílide hace a Demofonte por el abandono que ha sufrido y nos explica que Fílide, en venganza, ha decidido suicidarse.

Filis también es un personaje muy frecuente en la poesía pastoril. Encarna la pastorcilla sencilla, encantadora y enamorada.

 

 

3.      El sentido del texto.

 

Villegas conocía bien la mitología clásica y muy bien a los mejores autores de la literatura grecolatina.

Entenderíamos bien este famoso poema si lo viésemos como un poema de amor, pero referido a un personaje muy concreto: Demofonte.

 Demofonte, caído del caballo y ensartado en su propia espada, poco antes de expirar, recobra la razón y, dándose cuenta de que su trágica muerte puede ser el merecido castigo por el abandono y el olvido en que ha tenido durante tanto tiempo a Fílide, arrepentido, quiere hacerle saber que la justa venganza de ella se está cumpliendo.

Llama al Céfiro——primera estrofa—— y le pide que le lleve a Fílide la noticia de su agonía. Desgracia que sospecha que es el castigo justo por el abandono y olvido en que ha tenido a su amada——segunda estrofa——.

Demofonte le explica al Céfiro la situación de sus amores. Durante un tiempo es cosa segura que Fílide lo siguió queriendo, pero con la tardanza, su esperanza del regreso de Demofonte perdióse y fue tornándose en cólera, por la evidencia del abandono y del olvido a los que era injustamente sometida——tercera estrofa——.

En las dos estrofas finales—— cuarta y quinta——, desea Demofonte que la llegada del invierno, donde el Céfiro, viento primaveral y veraniego, es imposible, se retrase hasta que haya podido entregar la suave brisa, allá al Norte, a orillas del mar Negro, su mensaje.

 

 

4.      Su relación con la Carta de Fílide a Demofonte, la segunda de las que componen las Heroidas de Ovidio.

 

Sería el poema de Villegas un texto paralelo y complementario, a la vez, de  la Carta de Fílide a Demofonte, la segunda de las que componen las Heroidas de Ovidio, en la que, repito, se nos exponen los reproches que Fílide hace a Demofonte por el abandono que ha sufrido antes de suicidarse  en venganza por ese olvido y abandono.

 

 

 
 
 

 

 

Una interpretación de la famosa
Oda “Al Céfiro” de Villegas

ANTONINO M. PÉREZ RODRÍGUEZ
Catedrático del IES “Lope de Vega” de Madrid