1.- Dos advertencias previas.

2.- La Tradición.

3.- Rodrigo Jiménez de Rada nos cuenta cómo sucedieron los hechos.

3.1.-Octubre de 1214.

3.2.-Primavera de 1215.

3.3.-Hacia marzo de 1216.

3.4.-Junio de 1217.

3.5.-1 de julio – 20 de septiembre de 1217.

3.6.-20 de septiembre de 1217 – 26 de agosto de 1218.

 

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1.- Dos advertencias previas.

Dos advertencias previas, las dos  verdades de Pero Grullo, pero que en la práctica nadie parece tenerlas en cuenta.

La primera es que los que saben de Historia son los historiadores profesionales. No los aficionados ni los agitadores políticos disfrazados de historiadores. Pero aquí uno es buen historiador si “manipula” el pasado y “acomoda” su relato a mis “ideas” políticas o sociales. Hay dos Españas y hay, lógicamente, dos “historias” de España. Las dos más falsas que el beso de Judas.

Es la segunda que una ciudad con una historia tan rica como Nájera no necesita propalar cuentos que la ensalcen. Pero, en primer lugar, pocos najerinos se han preocupado de conocer bien la historia de su ciudad y, en segundo lugar, muchos menos de escribirla decentemente.

Sonrojan cuentos como el de “el piadoso Rey cazador”, lo de “el reino de Nájera”, lo de “el rubí de Santa María” o lo de “la proclamación  de Fernando III el Santo como rey de Castilla, en Nájera” antes que en cualquier otra parte e incluso ¡antes de que su antecesor muriese! ¡Olé, el salero de algunos!

Es este “cuento” de san Fernando el que quiero analizar. Como debe ser, vamos a los hechos que son los que no mienten.

 

2.- La Tradición.

Desde la canonización de san Fernando en 1671, viene siendo tradición guardada hasta el día de hoy que, llegado el 1 de mayo de cada año, el Ayuntamiento de Nájera vaya en procesión cívica desde la alcaldía hasta el Campo de San Francisco y allí donde antaño hubo un frondoso olmo y ahora, desde 1843, hay un sobrio monumento[1]—verdad es que bastante maltrecho y ninguneado—, un edil  recuerde que en ese día del año del Señor de 1218, y en ese mismo lugar, el concejo y el pueblo de Nájera aclamaron y acataron como su rey al rey de Castilla Fernando III, y se renueve la aclamación y el acatamiento.

La costumbre nace de una disposición político-religiosa, contemporánea de la canonización, que ordenaba que, para celebrarla debidamente, aquellos lugares que fueron escenario de la vida del santo  organizasen actos cívico-religiosos que lo recordaran.

En Nájera los actos de 1671 se conviertieronn en solemnidad anual. El modelo pudo muy bien ser la procesión cívica con la que el concejo najerino rendía homenaje a uno de los más famosos gobernadores de la ciudad, don Diego López de Haro el Bueno.

Nada tiene de extraño que en 1843 se adornara el paraje que fue escenario de los hechos recordados, con el monumento que aún, más mal que bien, se conserva. Los Liberales que le devolvieron al Pueblo Español la Soberanía Nacional en la Constitución de 1812, intentaron devolverle también su Historia Común, subrayando sobre todo aquellos hechos gloriosos que habían sido un hito en la conquista de su libertad. ¡Ojo al dato que es importante! El Liberalismo najerino de 1843 consideraba el 1 de mayo de 1218 como una fecha señalada en la historia de la consecución de las libertades públicas.  Ya veremos con qué fundamento.

Pero no nos desviemos del asunto. Dejemos bien claras las cosas. El pueblo de Nájera aclamó como su rey al rey de Castilla Fernando III, el 1 de mayo de 1218. Eso es lo que dice la tradición y la inscripción del monumento conmemorativo.

 

3.- Rodrigo Jiménez de Rada nos cuenta cómo sucedieron los hechos.

Pocas cosas más fatigosas que releer a los cronistas  locales cuando se intenta dilucidar el verdadero  pasado de Nájera. Tales muñidores de historias no manejan las fuentes ni leen los documentos. Consiguen un amasijo informe de noticias contradictorias a base de, sin crítica alguna, citarse los unos a los otros y de citar los unos y los otros a los que les precedieron en el uso del mismo infernal  método.

Con Internet no hemos adelantado mucho. A cualquiera que busque allí  noticias  sobre “proclamación de San Fernando en Nájera” le va a ocurrir que en aquello que encuentre va a estar  confundido, como poco,  el 1 de julio de 1217 con el 1 de mayo de 1218, y Nájera con Autillo de Campos (Palencia) y con Valladolid.

Por fortuna tenemos el testimonio de un contemporáneo que nos cuenta lo que sucedió. Me refiero a Rodrigo Jiménez de Rada (Puente la Reina. Navarra, 1170 – El río Ródano. Francia, 10 de junio de 1247) y a su obra De rebus Hispanie (continuaba  escribiéndola en 1241 – 1242). En los nueve primeros capítulos del último libro de su obra, el noveno, encontramos la narración de los hechos que nos interesan[2].

 

3.1.-Octubre de 1214.

Comienza explicándonos los comienzos del reinado de Enrique I de Castilla (1214 – 1217), niño de 11 años, heredero de Alfonso VIII, a la muerte de éste en Gutierre-Muñoz  (Ávila), la noche del 5 al 6 de octubre de 1214. La tutela de rey niño y la regencia del reino quedaron en manos de doña Berenguela, su hermana.

 

3.2.-Primavera de 1215.

Los condes Fernando, Álvaro[3] y Gonzalo[4], los Núñez de Lara, consiguieron la tutela del rey niño para Álvaro Núñez de Lara y que  Doña Berenguela tuviera que refugiarse, protegida por Gonzalo Ruiz, un noble leal, en Autillo de Campos (Palencia).

En el caso de doña Berenguela volvían a tener éxito los argumentos machistas que se repitieron a la hora de arruinarle el reinado a doña Urraca, la heredera de Alfonso VI: una mujer no podía estar a la altura de las recias exigencias del reino. María de Molina volvería a sufrirlos.

 

3.3.-Hacia marzo de 1216.

           El comportamiento prepotente de Álvaro Núñez de Lara hizo que  nobles tan importantes como Lope Díaz II de Haro (Cabeza Brava), Gonzalo Ruiz y sus hermanos, Rodrigo Ruiz y Álvaro Díaz de los Cameros, Alfonso Téllez de Meneses y otros nobles se pusiesen de parte de doña Berenguela.

 

3.4.-Junio de 1217.

A primeros de junio del año siguiente, en Palencia, por accidente, resultó gravemente herido el rey Enrique I de Castilla que murió, pocos días después, el 6 de junio de 1217. Desde Autillo de Campos, doña Berenguela envía a Gonzalo Ruiz y  a Lope Díaz de Haro—que no está en Nájera, sino cerca de doña Berenguela— a Toro para que le traigan al infante don Fernando, su hijo, que está allá con su padre, Alfonso IX de León, sin que  éste sospeche nada. Doña Berenguela maquina convertir a su hijo Fernando en el único heredero de las dos coronas, la de Castilla ahora y la de León después de la muerte de su padre.

Reunidos madre e hijo, los nobles partidarios de ambos  intentan llegar a un pacto con Álvaro Núñez de Lara que reclama la tutela de don Fernando en las mismas condiciones en las que tenía la de Enrique I. No hay acuerdo y Álvaro Núñez de Lara, abandonado por todos, se refugia en la corte de León.  En contra de doña Berenguela no sólo están los Núñez de Lara sino también el rey de León que, para su beneficio, quiere controlar él también la situación de interregno de Castilla. Doña Berenguela y sus partidarios no ven otra salida que refugiarse en Valladolid.

 

3.5.-1 de julio – 20 de septiembre de 1217.

Y en Valladolid, doña Berenguela logra, en poco menos de un mes (junio de 1217), ser reconocida como la heredera legal del Reino de Castilla, pero inmediatamente abdica en su hijo Fernando, de 18 años, que es proclamado y acatado como rey de Castilla el 1 de julio de 1217.

 Su padre el rey Alfonso IX de León, instigado por Álvaro Núñez de Lara,  invade Castilla e intenta tomar Burgos—defendido entre otros por Lope Díaz de Haro—, pero comprueba que Castilla no permite ser ocupada por nadie y vuelve a su corte.

Doña Berenguela dispone el entierro del cadáver del rey Enrique en Las Huelgas y sus leales arrebatan Lerma y Lara a  Álvaro Núñez. Se dirige la corte de doña Berenguela a Burgos y nos cuenta Rodrigo Jiménez de Rada el recibimiento que allí le hicieron y que, según se comprueba en su relato, fue muy semejante al que recibieron antes y después en otros lugares, entre ellos la zona de Nájera:

“Volviendo desde allí a la ciudad de Burgos, fueron recibidos con todos los honores y en procesión por el obispo, el clero y el pueblo, regocijados todos porque libres de sus enemigos, habían quedado bajo el poder de su señora natural.”[5]

Lo subrayado explica por qué los liberales najerinos erigieron en 1843 el monumento conmemorativo. Se trataba de recordar un hecho que era un hito en la historia de las libertades ciudadanas.

Desde Burgos, el rey, su madre y sus partidarios  se dirigen a la zona de Belorado y Nájera. Dice el texto:

“ Y por consejo de los nobles que los acompañaban se dirigieron a la zona de Belorado y NÁJERA, y tras hacerse cargo de ellas , que sus habitantes les entregaron con sumo gusto, volvieron de nuevo a Burgos; pues no pudieron debelar, por sus grandes defensas, las fortalezas que ocupaba el conde Gonzalo Núñez [de Lara].” [6]

Luego, efectivamente, entre mediados de julio y mediados de setiembre de 1217, doña Berenguela y don Fernando reciben personalmente el homenaje del pueblo de Nájera, pero sus dos castillos están en poder de los Lara.

La represalia de los Lara no se hace esperar, y en una tremenda expedición de castigo, “arremetiendo como enemigos contra Belorado, no respetaron ni la edad ni el sexo, sino que lo aniquilaron todo a sangre y fuego…”[7]

El miércoles 20 de septiembre de 1217, en un golpe de suerte, es cogido prisionero, de forma no muy gloriosa, Álvaro Núñez de Lara.

 

3.6.-20 de septiembre de 1217 – 26 de agosto de 1218.

 Álvaro Núñez de Lara es encarcelado en Valladolid  y:

“ Habiéndose deliberado allí largamente para encontrar una solución, se llegó a un acuerdo por el que el conde Álvaro devolvería todos los castillos que ocupaba, esto es, Cañete, Alarcón, Amaya, Tariego, Cerezo, Villafranca, la torre de Belorado, NÁJERA y Pancorvo, y una vez entregados estos, sería liberado.”[8]

La libertad no sería plena hasta que  pasasen a manos del rey de Castilla las fortalezas de Castrojeriz  y Orcejón en posesión de su hermano Fernando. La situación se le complica a Álvaro Núñez de Lara ya que su hermano Fernando rinde al rey esas fortalezas a cambio de seguir  manteniéndolas en su poder como leal vasallo suyo.  

Es muy posible que, como quiere la tradición y el monumento conmemorativo, Nájera celebrase el haber quedado enteramente libre del poder de los Lara y la vuelta  al dominio de Lope de Haro y del rey Fernando III de Castilla un 1 de mayo de 1218.

Los Lara vuelven a la carga apoyados por el rey de León, pero Álvaro Núñez de Lara cae gravemente enfermo y Fernando III llega a un compromiso con su padre, el rey de León, en Toro,  el 26 de agosto de 1218. Álvaro Núñez de Lara acudirá allí a morir en fechas no muy posteriores. Su hermano Fernando se refugió en Marrakech donde murió un poco después.

La rebelión de los Lara había terminado en un rotundo fracaso. Los planes de doña Berenguela tendrán un éxito completo. La inteligencia, la intuición del futuro  y la voluntad férrea de una mujer desbarataron la corta ambición de unos obtusos señores de la guerra que políticamente no veían más allá de sus narices.


 

NOTAS

[1] Lo de llamarle “monolito” repugna a la etimología del nombre que recibe. El monumento conmemorativo está formado por VARIOS sillares bien cortados y mejor trabados.

[2] Rodrigo Jiménez de Rada, Historia de los hechos de España, edición de Juan Fernández Valverde, Alianza Universidad, Madrid, 1989, ps. 331 y ss. 

Nos interesan los nueve primeros capítulos de su Libro Noveno y último.

[3] Álvaro Núñez de Lara estuvo casado con la beata Urraca Díaz de Haro o de Cañas (c.1192 – 1263), hija de Diego López II de Haro "el Bueno” y  de su esposa Toda Pérez de Azagra. Urraca Díaz de Haro, viuda sin descendencia en 1218, ingresa como religiosa en el monasterio de Cañas (fundado por sus abuelos, Lope Díaz I de Haro, señor de Vizcaya, y su mujer, Aldonza Rodríguez), del que ya es abadesa el 2 de abril de 1231 y permanecerá en el cargo hasta su muerte en 1263.

[4] Gonzalo Núñez de Lara estuvo casado con María Díaz I de Haro, hermana de la luego beata Urraca Díaz de Haro o de Cañas, hijas las dos de Diego López II de Haro "el Bueno” y  de su esposa Toda Pérez de Azagra.

Lope Díaz II de Haro (Cabeza Brava) que sucedió a su padre Diego López II de Haro "el Bueno” en el señorío de Vizcaya, y que fue enemigo declarado de los Núñez de Lara, los condes Fernando, Álvaro y Gonzalo, era cuñado de Álvaro y Gonzalo por ser hermano, al menos de padre, de sus esposas.

[5] Rodrigo Jiménez de Rada, Historia de los hechos de España, Libro Noveno, edición de Juan Fernández Valverde, Alianza Universidad, Madrid, 1989, p. 338. IX, VI, 20 ss.

[6]  Ibídem, IX, VII, 8 ss.

[7] Ibídem, IX, VII, 14 ss.

[8] Ibídem, IX, VIII, 8 ss.

 

 

 

 
 

 

 

S. Fernando proclamado rey en Nájera
¿Sólo un cuento?

 

 

Antonino M. Pérez Rodríguez
Catedrático del IES “Lope de Vega” de Madrid